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@ -706,13 +706,13 @@ fundamentación.
## 7. El familiar incómodo: los bienes comunes
Los teóricos que buscan constituir una teoría de la PI simpatizan en que la PI
tiene fundamento, solo es de encontrarlo. Su espectro tiende a ir de la
Los teóricos que buscan constituir una teoría de la PI simpatizan en que esta
tiene fundamento, solo es de encontrarlo. Los matices van desde la
conformidad de la PI con la propiedad en general a la divergencia entre una y
otra. Esta dinámica no es del todo comprensible si se deja de lado a aquellos,
que como ellos, indagan sobre la pertinencia de la PI para el quehacer cultural.
Sin embargo, a diferencia de estos, perciben a la PI en un sentido negativo.
Para este otro espectro el fundamento de la PI e incluso de la propiedad en
A diferencia de estos teóricos, esta otra vertiente percibe a la PI en un
sentido negativo. Aquí el fundamento de la PI e incluso de la propiedad en
general está en disputa.
Esta ala apuesta por los «bienes comunes» (BC). Pero ¿qué son? Una respuesta
@ -740,16 +740,16 @@ diversas leyes, tratados o convenios pueden avalarlo @. Por este motivo, el
dominio público no es solo una cuestión de voluntad personal o colectiva:
su misma base fundacional y funcional requiere de un estado de derecho. De
lo contrario, no existe mecanismo jurídico o judicial que vele por su
conservación. El nexo entre el dominio público y la PI reside en que, al
expirarse los derechos, la PI se traslada al «banco de ideas» @ que representa
el dominio público. Es decir, en este enfoque la PI es «bien común potencial»
cuya actualidad acontece cuando el monopolio caduca @.
conservación y aplicación. El nexo entre el dominio público y la PI reside en
que, al expirarse los derechos, la PI se traslada al «banco de ideas» @ que
representa el dominio público. Es decir, en este enfoque la PI es
«bien común potencial» cuya actualidad se realiza cuando el monopolio caduca @.
Otra de las grandes clases dentro de los BC es la propiedad
pública. En este sentido se trata de creaciones transmutadas en propiedad
que no le pertenecen a ninguna entidad privada. La propiedad pública tiende
a estar bajo el resguardo gubernamental aunque en varias ocasiones su gestión
es mantenida por organismos autónomos o descentralizados, y por comunidades.
es mantenida por organismos autónomos o comunidades.
En otras ocasiones su divulgación es tan frecuente y de amplio uso que se
vuelve innecesario erigir instituiciones u organizaciones. Este tipo de
propiedad está a disposición de todo el público. Se puede utilizar libremente,
@ -784,7 +784,7 @@ tradicionales de la PI. Existen tres grandes grupos. Por un lado está la
«PI huérfana», aquella que se conoce su fecha de creación pero se desconoce
su creador. Luego se encuentra la «PI descatalogada», la cual tiene
identificados su fecha de concepción y su creador, pero —a diferencia de la
primera— no se encuentra disponible por ningún lado. El último grupo comprende
primera— no se encuentra disponible. El último grupo comprende
la «PI abandonada» mediante la cual su creador de manera voluntaria permite
su libre uso, por lo general para hacer explícita su postura política ante
la concepción estándar de la PI. Estos grupos pueden relacionarse; por ejemplo,
@ -793,14 +793,12 @@ otra que esté descatalogada y abandonada. Cabe resaltar que esta clase
es de creación reciente, inducida principalmente por el «robustecimiento» de
las actuales leyes de PI. El incremento en los periodos de monopolio artificial
ha provocado que cada vez sea más difícil localizar creaciones o creadores @.
Antes la identificación de los titulares de derechos se remontaba a una
generación, ahora se trata de al menos dos y en algunos casos hasta de tres o
cuatro. Además, para frenar el «expansionismo» de la PI varias personas han
lanzado distintas iniciativas en pos de una producción comunal cuya gestación y
Además, para frenar el «expansionismo» de la PI varias personas han
lanzado iniciativas en pos de una producción comunal cuya gestación y
gestión se vuelve una cuestión de política comunitaria en lugar del
individualismo legalista que supone la realidad actual de la PI.
Los referentes más recientes de esta «nueva ola» de defensores de los bienes
Los referentes más recientes de esta ola de defensores de los bienes
comunes son Richard Stallman y Lawrence Lessig. A mediados de los ochenta, un
joven programador llamado Stallman observó junto con otros compañeros cómo
las empresas tecnológicas estaban acaparando el código que escribían @. Esto
@ -810,35 +808,35 @@ lo cual se fundaba el movimiento del _software_ libre. La «libertad» se
establece a partir de una «Regla de Oro» o «ética kantiana» la cual «me exige
que si me gusta un programa, lo debo compartir con otras personas a quienes
también les guste» @. Se trata de una reelaboración del imperativo categórico
que en este contexto se concretaba con cuatro libertades: de ejecución, de
que en este contexto se concretaba en cuatro libertades: de ejecución, de
estudio, de distribución y de modificación. Para que estas sean satisfechas el
usuario debe contar con el producto final —los archivos ejecutables también
conocido como código máquina— junto con todo lo que sirvió para su elaboración
conocidos como código máquina— junto con todo lo que sirvió para su elaboración
—el código fuente—. Con el fin de que esta iniciativa social y política también
tuviera un respaldo jurídico, se creó la licencia GPL. De esta manera se
constituyen las licencias de uso. Estas licencias _no se oponen_ a la PI; en su
constituyen las licencias de uso las cuales _no se oponen_ a la PI; en su
lugar, la flexibilizan al permitir un modo de gestión poco convencional.
El énfasis en la «libertad» y, de manera específica, a la «ética kantiana»
El énfasis en la «libertad» y a una «ética kantiana»
provocó más de un roce. Algunos integrantes del movimiento sostenían que su
empleo era irrelevante o arriesgado. Si al final lo que se buscaba era una
comunidad en donde el código fuese accesible, ¿para qué endosar este objetivo a
cuestiones éticas o políticas? Estas preocupaciones fueron discutidas y no se
cuestiones éticas? Estas preocupaciones fueron discutidas y no se
pudo llegar a un acuerdo. En 1997 Eric S. Raymond publicaría el ensayo
«La catedral y el bazar». Este texto haría patente una ruptura que se había
estado cuajando durante unos años. Del movimiento del _software_ libre se
bifurcaría la iniciativa del código abierto. Sin más lastre ético, esta
iniciativa empezaba a operar de manera autónoma. Desde sus comienzos y en la
actualidad ambas vertientes trabajan conjuntamente; son contados los casos en
los que la práctica se torne incompatible.
actualidad ambas vertientes tienden a trabajar sin dificultades; son contados
los casos en los que la práctica se torne incompatible.
Esta efervescencia dentro del desarrollo tecnológico no pasaría por alto. A
principios del nuevo milenio un abogado y académico de la Universidad de
Standford propondría un desplazamiento a la cultura libre. A partir de las
influencias del movimiento del _software_ libre, Lessig extrapolaría y
Standford propondría un desplazamiento a la cultura más «abierta». A partir de
las influencias del movimiento del _software_ libre, Lessig extrapolaría y
generalizaría su estructura para constituir lo que ahora se conoce por «cultura
libre». Este tipo de gestación cultural también pretende la creación de
comunidades donde el material cultural esté disponible. Los creadores
comunidades donde el material esté disponible. Los creadores
permitirían el uso de sus obras sin recurrir a los mecanismos tradicionales de
la PI. Los usuarios tendrían derechos a modificarlas, distribuirlas, estudiarlas
o ejecutarlas sin un permiso explícito del creador. Para garantizar su gestión,
@ -849,28 +847,27 @@ surgiría la iniciativa del acceso abierto. En principio esta iniciativa
pretende que la investigación esté disponibles gratuitamente en internet, como
puede leerse en el «Budapest Open Access Initiative» @.
En las últimas décadas esta ala ha estado muy agitada. Aquí solo hay una
breve narración de los últimos años. Un desarrollo tendido todavía es necesario.
No obstante, es posible observar que varios proponentes de los BC
Como se observa, para esta ala estas últimas décadas han sido de agitación.
Aquí solo hay una breve narración. Un estudio histórico tendido todavía es
necesario. No obstante, es posible observar que varios proponentes de los BC
tienden a percibirse desde un linaje distinto al de la PI. Este imaginario ha
creado la acuñación de términos como el de «_copyleft_», que supone una postura
contrapuesta al _copyright_. Los BC distan mucho de ser homogéneos.
Se hace evidente en neologismos como «_copyfarleft_» —una vertiente radical y
crítica del _copyleft_— o «_copyfight_» —una conflagración abierta en contra
del _copyright_, por lo general a través de la piratería—, o con la
popularización de la coletilla de «radical». Esto genera una polarización entre
dos vertientes: los BC y la PI.
popularización de la coletilla de «radical». Esto refleja una polarización
entre dos vertientes: los BC y la PI.
## 8. ¿Pelea por la herencia?
Varios autores dentro del «bando» de la PI han manifestado que esta y los
BC son dos momentos en una misma estructura orientada a garantizar
la libertad de autoría para todos @. Teóricos como Moore han prestado más
atención al traslado entre una y otros al manifestar que los BC
—así como el «estado de naturaleza»— son estadios morales ha ser cambiados
formalmente mediante relaciones de propiedad @. Hughes prefiere denotar
sus similitudes al tratar a la PI como bien común potencial @. Otros, como
Epstein, concluyen que no hay manera de ir en contra del dominio público @.
Teóricas como Barron han manifestado que la PI y los BC son dos momentos en una
misma estructura orientada a garantizar la libertad de autoría para todos @.
Otros como Moore han prestado más atención al traslado entre una y otros al
manifestar que los BC —así como el «estado de naturaleza»— son estadios morales
ha ser cambiados formalmente mediante relaciones de propiedad @. Hughes prefiere
denotar sus similitudes ver a la PI como un bien común potencial @. Unos más
como Epstein concluyen que no hay manera de ir en contra del dominio público @.
Sin embargo, del parentesco no se deriva la fraternidad. Incluso de manera
jocosa podría declararse que en varios de los casos las riñas más
@ -882,32 +879,32 @@ sin fin de entidades, los costos para la alienación de la PI se elevan
hasta hacerla prohibitiva @. Los anticomunes se engendrarían a partir de las
actuales legislaciones de la PI y su constante tendencia a la «expansión»,
«robustecimiento» o «engrosamiento». No es que la PI mute en un perpetuo
monopolio, sino que el precio para su acceso, disfrute y uso está fuera del
monopolio, sino que el precio para su acceso, uso y disfrute está fuera del
alcance para la mayoría de la población. El acceso a la cultura sufre de una
fisura en las que el poder adquisitivo condiciona el libre tránsito. En este
sentido, pese a su legalidad, la PI va en contra de los BC.
fisura en las que el poder adquisitivo condiciona al libre tránsito. En este
sentido, pese a su legalidad, la PI se opone a los BC.
La riña posee dos tendencias. En un sentido débil, algunos simpatizantes de
los BC critican las actuales legislaciones de la PI y su inclinación
imperialista, pero no la niegan @. Al contario, proponen otros
«imperialista», pero no la niegan @. Al contario, proponen otros
mecanismos similares pero más flexibles para la gestión de derechos @. Esta
vertiente puede identificarse en personajes como Raymond o Lessig, o en
vertiente puede identificarse en personajes como Raymond o Lessig @, o en
políticas públicas en pos del acceso abierto, como la llevada a cabo por
SciELO. En un sentido fuerte hay quienes critican y rechazan cualquier tipo de
PI. Esta tendencia es común entre colectivos de izquierda —anarquistas,
SciELO @. En un sentido fuerte hay quienes critican y rechazan cualquier tipo
de PI. Esta tendencia es común entre colectivos de izquierda —anarquistas,
socialistas, comunistas, etcétera—.
La PI surge de los BC para luego retornar. La necesidad de
instituciones jurídicas y judiciales para velar por la PI hace patente su
artificialidad, cuyo sustento viene de los BC. Pese a esta interdependencia, se
declara una guerra de desgaste. Ambos bandos dilapidan sus recursos sin poder
artificialidad, cuyo sustrato se deriva de los BC. Pese a esta interdependencia,
se declara una guerra de desgaste. Ambos bandos dilapidan sus recursos sin poder
visualizar un desenlace. Una hecatombe donde, sin importar el resultado, los
sistemas hegemónicos en la economía y la política obtendrán una balanza
positiva. Si los monopolios se terminan por imponer, la acumulación de
capital se llevará a cabo desde redes nítidas de trasferencia de la riqueza. Si
la correctud política apoya la flexibilización, se abrirá la puerta para nuevas
bonanzas económicas cuyo fundamento yace en la apertura de la información.
Estos sistemas quedan sin cuestión e incluso podrían reforzarse.
Estos sistemas quedan sin cuestión e incluso terminan por reforzarse.
En la crítica a la PI o a la propiedad privada existe la predisposición a pasar
por alto la crítica a los BC. En el caso más extremo incluso se
@ -915,55 +912,47 @@ considera que la apuesta por este tipo de bienes es la panacea ante el embate
cada vez mayor y más complejo de los sistemas de PI. Como consecuencia se
pierde de vista que esta cruzada tiene objetivos paradójicos.
Los defensores de los BC apuestan por la apertura de la información. Sin embargo,
no existe consenso sobre el grado o las medidas para llevarla a cabo.
Si la apertura es parcial, se trataría de una «guerra restringida» por la cual
no se pretende completa destrucción del «enemigo», sino obtener una
predominante ventaja económica o política @. En este contexto no se buscaría
la abolición de la PI o la propiedad privada, sino la disminución de su empuje,
como es la detención o la disminución de su «expansión». De esta manera se
explicitaría que se tratan de dos elementos en relación dialéctica, donde
la antítesis siempre es necesaria para la síntesis. Es decir, semejante
contienda nunca existió, únicamente se trató de un periodo de tensión previo
a uno de distensión. Esto no elimina la necesidad de lucha, pero sí evidencia
que los BC y la PI no se contraponen sino que se superponen. Si la apertura es
total, en su lugar se establecería una «guerra absoluta», una fantasía en la que
se hace un extremo uso de la fuerza para la extinción del enemigo @. Estas
confrontaciones requieren un amplio uso de recursos sin nunca aniliquilar
totalmente al adversario. Un conflicto bélico, por sí solo, es incapaz de diluir
el sustrato cultural o histórico del oponente. Aunque las intenciones de la PI o
de los BC sea la disolución de su contrario, no será un objetivo que se alcance
por medio de meras legislaciones laberínticas u organizaciones políticas
comunales. Al menos para un corto o mediano plazo hay la necesidad de plantear
un panorama de coexistencia o una estrategia en un estado de desgaste entre la
PI y los BC. En ninguno de los casos se da resolución a la tensión.
Los defensores de los BC apuestan por la apertura de la información. Sin
embargo, no existe consenso sobre el grado o las medidas para llevarla a cabo.
Si la apertura es parcial se explicitaría una relación y dependencia recíproca
entre la PI y los BC. El conflicto sería una tensión entre dos polos mediado
por un espectro de posiciones que se inclinan hacia uno u otro extremo. Si en su
lugar se busca una completa apertura de la información, existe la exigencia de
hacer público los registros médicos o bancarios y demás información privada
—fotografías, documentos, mensajería, etcétera—. De manera general implica la
dilución de la esfera privada. De modo particular se traduce en la posibilidad
de que otras entidades usen la información personal sin necesidad de
autorización. En el estado actual de las cosas esto genera el peligro de un
uso indebido o perjudicial, ya que se puede emplear para un sin fin de
intereses económicos, políticos o militares.
El empleo de términos clausewitzianos no pretender crear una hipérbole. Varios
activistas y teóricos de la PI o los BC se perciben dentro de una guerra
cultural. La paradoja tiene la posibilidad de reelaborarse a partir del
problema sobre la privacidad. Como se indicó, una apertura parcial demuestra la
necesidad de cierta clase de relación entre la PI y los BC, por lo que al final
refleja la necesidad de encontrar un equilibro entre ambas posturas. No
obstante, en la completa apertura de la información viene implicada
la exigencia de hacer pública todo tipo de información, incluyendo registros
médicos o bancarios, así como medios de contacto personal o de acceso
a información privada —fotografías, documentos, mensajería, etcétera—. De
manera general implica la absorción de la esfera privada en la pública. De
modo particular se traduce en la posibilidad de que otras entidades usen la
información personal sin necesidad de autorización. En el estado actual de las
cosas esto genera el peligro de un uso indebido o perjudicial, ya que se puede
emplear para un sin fin de intereses económicos, políticos o militares.
Los simpatizantes de la apertura de la información tienden a apoyar los derechos
de privacidad @. Esto hace pensar que el supuesto conflicto no descansa sobre el
interés de una total apertura, sino solo de aquellos elementos que se consideran
de interés público. Una llana negación de la propiedad se vuelve incompatible
con el objetivo de establecer un reino de los BC. Desde una postura débil la
propiedad está implicada. En un sentido fuerte los BC están obligados a proponer
un nuevo ecosistema cultural que con probabilidad será incompatible con los
sistemas económicos y políticos que privilegian a la propiedad. De no darse
ningún caso, el triunfo de los BC sería una victoria pírrica.
Los simpatizantes de la apertura de la información tienden a inclinarse
a una defensa de la privacidad @. Esto hace pensar que el supuesto conflicto
no descansa sobre el interés de una total apertura, sino solo de aquellos
elementos que se consideran de interés público. La PI no sería entonces el
problema de fondo, sino un chivo expiatorio. ¿Quién es el agente problemático
en el acceso a nuestra herencia cultural? ¿Acaso es el «expansionismo» de la PI?
Hasta este punto, el supuesto conflicto parece sugerir que la PI
ha sido un chivo expiatorio. Se reconocen los síntomas de un malestar en la
cultura. En la indagación por una respuesta la PI encaja con cierta evidencia
que la hace culpable. Sin embargo, la prueba de mayor peso es la tensión que
genera su «expansionismo» y no a esta por sí sola. Si entre simpatizantes de
ambos bandos se reconoce la importancia del ecosistema generado en la dinámica
de la PI y los BC, ¿por qué se concibe un conflicto entre ellos? ¿No será
una disputa de componentes que influyen en su formación y que terminan por
afectar a nuestra herencia cultural?
## 9. Del parentesco al aura
Al parecer la conflagración entre la PI y los BC es un síntoma de un
padecimiento muy arraigado en nuestra cultura.
Elementos que los rodea - fondo común
## 10. Hacia una micropolítica del aura
Internalización y personalización