566 lines
37 KiB
Markdown
566 lines
37 KiB
Markdown
# ¿Puede pensar la inteligencia artificial?
|
|
|
|
> Sumario. La inteligencia artificial y el problema del «pensar». El
|
|
> «decubrimiento», «invención», «encuentro», «desencuentro» y «choque» de
|
|
> América. El reino, el muro, la selva y todavía más allá. El motín por la
|
|
> inteligencia artificial.
|
|
|
|
Este texto no aporta nada significativo al campo de la inteligencia artificial
|
|
(IA) ni tampoco al campo de estudio con el que se piensa contrastar; a saber,
|
|
la historiografía regional colimense o, en un sentido más amplio, a la historia
|
|
de «la conquista de América». El objetivo de este escrito es «ensayar»: «jugar»
|
|
con un posible nexo entre disciplinas tan dispares para poder revisitar un
|
|
problema presente en la teoría de la IA que se sintetiza con el título de este
|
|
documento.
|
|
|
|
## La inteligencia artificial y el problema del «pensar»
|
|
|
|
Dentro de la teoría de la IA se da por sentado la división del campo de estudio
|
|
en dos grandes ramas:
|
|
|
|
1. La IA «débil» o «estrecha» que consiste en diseñar un sistema para que
|
|
resuelva una tarea específica. Como ejemplo tenemos la IA que puede jugar
|
|
ajedrez o go, o que es capaz de manejar un automóvil o mantener una
|
|
conversación con una persona. Se le llama «estrecha» porque más allá de esa
|
|
tarea específica, que quizá puede realizarla mejor que una persona,
|
|
no puede hacer nada más. Incluso cuando dentro de esa misma tarea aparece
|
|
una variable que no había sido completada, este sistema tiende a fallar;
|
|
p. ej. la modificación del tablero de ajedrez o de go a una forma hexagonal.
|
|
En este sentido es «débil» ya que su adaptabilidad puede requerir de una
|
|
modificación de su código fuente por un tercero, a diferencia de las
|
|
personas, que en mayor o menor medida por sí mismos pueden llevar a cabo la
|
|
misma función tomando en cuenta el nuevo contexto. Por su carácter, este
|
|
tipo de IA se enfoca más en obtener un alto rendimiento en una cuestión
|
|
en «particular».
|
|
|
|
2. La IA «fuerte» o «general» que consiste en la creación de un sistema que al
|
|
menos tenga la capacidad de realizar tareas de diversa índole. Esta clase de
|
|
IA es inexistente en la actualidad por los retos que plantea. Sin embargo,
|
|
en teoría se visualiza con la capacidad de equiparar o superar las
|
|
capacidades «cognitivas» humanas. Ejemplos de esta clase de IA se encuentran
|
|
en la ciencia ficción como HAL 9000 o la Matrix. Es «general» porque no está
|
|
diseñada para cumplir una tarea en específico, sino que de manera amplia
|
|
tiene el objetivo de «conocer» y «aprender». Y se le denomina «fuerte» ya
|
|
que su índice de adaptabilidad a nuevos contextos se perfila al menos de
|
|
manera equitativa a las capacidades humanas. Por sus carácterísticas, este
|
|
tipo de IA supone la construcción de una estructura «general» para la
|
|
resolución de objetivos «particulares».
|
|
|
|
La IA «fuerte» se constituye como un límite, un ideal, que da dirección y norma
|
|
parte del quehacer actual de quienes desarrollan la IA «débil». O viéndolo de
|
|
otra manera, el campo de la IA no nace ni se entendería plenamente sin el
|
|
constante optimismo de aproximarse a la ficción, donde su continuo fracaso no
|
|
se percibe como un paso regresivo, sino como un aprendizaje que va
|
|
*hacia adelante* en la consecución de dicho ideal.
|
|
|
|
Pero prefiero otra división cuando se trata del problema sobre si la IA
|
|
«piensa», que más adelante intentaré indicar su pertinencia:
|
|
|
|
1. La IA que pretende «emular» el modo de pensar humano.
|
|
2. La IA que se concibe como la «exploración» de un tipo de pensar no-biológico
|
|
y, por ende, no-humano.
|
|
|
|
No obstante, ya sea una «emulación» o una «exploración», de un modo usual se
|
|
tiende a hablar de «pensar» y de «conciencia» de la IA y de cómo esta
|
|
«singularidad» puede tener tal importancia histórica como el surgimiento de
|
|
la filosofía a partir de diversas tradiciones, principalmente asiáticas o
|
|
africanas, la llegada del cristianismo a Occidente, el Renacimiento o el
|
|
surgimiento del pensamiento moderno. La pregunta es: si aún no existen datos
|
|
suficientes que nos permita tener una aproximación clara sobre la «emulación»
|
|
o la «exploración» de nuevas formas de pensar, ¿por qué sin ningún reparo se
|
|
habla de «pensar» y de «conciencia» de la IA?
|
|
|
|
Una respuesta podría ser que al no existir todavía conceptos que se adecúen a
|
|
lo que se está realizando en la IA, se recurre a los términos de «pensar»,
|
|
«conciencia», «entendimiento» o «aprendizaje» de manera equívoca, como metáfora
|
|
o analogía para que sea más fácil el entendimiento del objeto de estudio de
|
|
esta disciplina. Suena convincente pero hay un problema: si se recurre a un
|
|
significado figurativo de los vocablos debido a que no hay palabra que pueda
|
|
describir a esa cosa llamada IA, ¿por qué no mejor se usan las nociones de
|
|
«ejecutar», «procesar», «relacionar» o «guardar», es decir, términos un tanto
|
|
más «maquinales» y menos «biológicos»?
|
|
|
|
Ojo: en gran parte de las profundidades de la teoría e ingeniería de la IA
|
|
efectivamente no se usan los términos de «pensar», «conciencia», etc. Sin
|
|
embargo, es extraño que de modo coloquial las personas involucradas en esta
|
|
disciplina se expresen de esta manera, ya que más allá de jugar con la
|
|
flexibilidad de los conceptos, es también una muestra de cómo se perciben a sí
|
|
mismos y a su campo de estudio. ¿Acaso no sería más entendible para el público
|
|
general que la IA es una computadora muy avanzada que procesa información en
|
|
lugar de hablar de algo aún más perplejo como lo es la «conciencia» y el
|
|
«pensamiento»? Quizá es porque de manera efectiva la IA es o será algo más que
|
|
una supercomputadora recursiva, pero tal vez no es sino cómo el personal
|
|
involucrado *se ve a sí mismo creando algo que no es solo una «máquina»*.
|
|
|
|
La insistencia parece necia, «¿Qué importa si en la divulgación o entre pláticas
|
|
del día a día se hable de “pensamiento”, “conciencia”, “entendimiento” o
|
|
“aprendizaje”?, ¿qué más da si la IA “piensa” o no? Carece de sentido, lo
|
|
*esencial* es que se están creando sistemas que tienen una mejor capacidad de
|
|
predicción y de creación de vínculos que los humanos, incluso al punto que
|
|
es tan grato como alarmante». Cuando el «pensar» y el «ser conciente» se
|
|
descorporaliza, se «abstrae», poco o nada puede alarmar la extrapolación de
|
|
términos cuya base fenoménica son las funciones biológicas de un cuerpo y que
|
|
de modo directo afectan el modo en como se entiende el fenómeno del posible
|
|
pensar no-biológico.
|
|
|
|
La abstracción se dio desde muy temprano en la historia de la filosofía
|
|
occidental. Platón y su mundo de las ideas no solo creó una dicotomía entre
|
|
el «alma» y el «cuerpo», también fundó la base para entender el proceso del
|
|
pensar, y de paso del filosofar, como una labor que poco o nada se parece a
|
|
otros tipos de quehacer, como puede ser la creación de una escultura o la
|
|
agricultura: esas actividades que requieren el uso de la «mano». Y aunque
|
|
una genealogía de los fundamentos filosóficos de la IA sería interesante, lo
|
|
relevante aquí es que esta abstracción «sobre» el pensar: 1) fue un despojo de
|
|
su base biológica y 2) es una concepción enraizada en la tradición cultural,
|
|
por lo que no es una visión nueva ni propia de la IA, sino que yace debajo.
|
|
|
|
El vínculo entre el «pensar» y la «conciencia» con las funciones biológicas de
|
|
un «cuerpo» es una condición por la que nuestra cultura ha podido hablar al
|
|
respecto, donde su «inesencialidad» es más un constructo propio de una
|
|
tradición que un «hecho». O en otros términos, el ser que piensa y que es
|
|
consciente siempre ha sido referido a un ser vivo. Pero no solo eso, lo que
|
|
hemos entendido por «pensar» está asociado de una u otra forma a una estructura
|
|
orgánica cerebral desde un sentido abierto donde entran los animales humanos y
|
|
no-humanos, pasando al intermedio por el cual solo los homínidos forman parte
|
|
del club, hasta el completo cierre en nuestra especie: no ha sido referida a
|
|
cualquier ser vivo.
|
|
|
|
Con esto no se niega la posiblidad de otras formas no-biológicas del pensar;
|
|
más bien se hace hincapié que además del desarrollo técnico y los avances
|
|
relativos al entendimiento del funcionamiento del cerebro, la teoría de la IA
|
|
también se las tiene que ver con la genealogía de los conceptos de «pensar» y
|
|
de «conciencia». Tampoco se quiere indicar que el estado de la investigación
|
|
actual esté por un rumbo «erróneo», sino tan solo que tal vez esté incompleto.
|
|
La inquietud es, ¿cómo puede ser posible entender el mecanismo del pensar
|
|
biológico y cómo será plausible la búsqueda de un tipo no-biológico del pensar,
|
|
si se pierde de vista que mucho de lo que entendemos por «pensar» tiene una base
|
|
cultural que ha delimitado el marco teórico que permite hablar de «emulación»
|
|
o de «exploración»? En otros términos: la ruptura de una tradición implica
|
|
*estar al tanto* de lo que esta engloba, un conocimiento explícito que
|
|
premeditadamente se deja de lado; de lo contrario, más que ruptura es
|
|
ignorancia. ¿Qué tanto la teoría de la IA *ha caido en cuenta* sobre los
|
|
supuestos y prejuicios que los conceptos de «pensar» y de «conciencia» han
|
|
estado aglutinando a través de siglos, y cómo esto afecta a la «reconstrucción»
|
|
o «destrucción» de lo que entendemos por estos conceptos?
|
|
|
|
Más allá de una búsqueda de mantener al «pensar» y a la «conciencia» en sus
|
|
límites biológicos, de denunciar una «violencia teórica» o de argumentar que,
|
|
en efecto, la IA no piensa, quizá un recorrido en otro campo ayude a mostrar
|
|
otra cara de este problema…
|
|
|
|
## El «decubrimiento», «invención», «encuentro», «desencuentro» y «choque» de América
|
|
|
|
Cuando Colón arribó al Caribe ignoró que estaba tocando pie en un «nuevo»
|
|
continente. Pese a las sospechas que lo fastidiarían el resto de sus días,
|
|
el «descubridor» de América siempre pensó que lo que había «descubierto» era
|
|
una nueva ruta a las Indias. Vaya carácter enigmático el de este fenómeno
|
|
ya que a partir del desconocimiento paulatinamente se forjaría una idea de lo
|
|
que se conocería como Nuevo Mundo y, más tarde, América.
|
|
|
|
Este proceso que parte del desconocimiento hasta la confrontación, no solo en
|
|
el plano bélico sino también en el discurso, es lo que de cierta manera
|
|
permite indicar que fueron los españoles, primero los aventureros y luego los
|
|
conquistadores y evangelizadores, los «descubridores» de América. Contactos
|
|
entre este continente y el resto ya habían existido: lo que conocemos por
|
|
América no estaba del todo aislado, simplemente estaba afuera, más allá del
|
|
límite de las cosmovisiones de las culturas europeas, asiáticas, africanas u
|
|
oceánicas. Así como en la antigua Grecia todo aquello fuera de la influencia
|
|
helénica era considerado «bárbaro», así también América no había sido
|
|
incorporando al horizonte de sentido de las culturas al otro lado del océano.
|
|
Es más, América no era ni «bárbara», ya que esto implica una entrada negativa,
|
|
era pura «nada», pero «nada» para ellos, por supuesto.
|
|
|
|
La exploración, conquista, colonización y evangelización españolas serían
|
|
el punto de arrastre que anexionarían este continente en el marco de la
|
|
cultura occidental. Más que el europeo haya dotado de «ser» a América, le
|
|
implantó un orden de las cosas en torno a algo tan desconocido y euroasiático
|
|
como lo es el concepto de «ser». El verbo «dotar» no es un simple «dar» sino
|
|
un «otorgar algo que se necesita», ¿cómo pues se podría dotar de «ser» a
|
|
este continente si la noción de «ser» (ojo, no de «lo que es») ni existía y
|
|
durante mucho tiempo tampoco fue menester? América, más que «nada», era un
|
|
«todo» desordenado; una masa amorfa para la estructura de Occidente.
|
|
|
|
«Nuevo Mundo», difícilmente será un término que vuelva a resurgir en nuestra
|
|
historia debido al avance de la técnica. En el siglo XVI la capacidad de
|
|
observación, entendida como una visión que no solo contempla, sino que también
|
|
absorbe lo que tiene en su mirada, estaba en reciente expansión. Mientras tanto,
|
|
en la actualidad esta capacidad ya ni siquiera se mide en kilómetros, sino en
|
|
años luz. Es tal la dilatación de nuestra capacidad de observación que ya hemos
|
|
incorporado en nuestro horizonte de sentido lugares en el universo que tal vez
|
|
nunca alcanzaremos, pero que han destruido nuestro lugar privilegiado en el
|
|
cosmos junto con esa idea e imposibilitando la completa paralización que supone
|
|
el tocar pie en una tierra que ni se sabe dónde estaba ni qué era.
|
|
|
|
Se trata del sentido primogenio de cómo, sin anticipación alguna, uno se topa
|
|
con una entidad geográfica que se suponía «no estaba ahí». No solo lo digo
|
|
por el desconocimiento y asombro que tuvieron los europeos al venir a América,
|
|
sino también del desasosiego y shock que los americanos palparon al ver y
|
|
tener noticia de la existencia de esos otros lares. Aunque el término de
|
|
«Nuevo Mundo» históricamente se haya aplicado a la noción occidental sobre
|
|
América, este concepto bien es aplicable a la sensasión que los americanos
|
|
sintieron respecto de Europa: Occidente también fue «nada». Ni América tenía
|
|
que estar ahí, ni el resto de los continentes se suponían que yacían ahí.
|
|
El grado de ignoracia por ambas partes fue tal, que por ello en nuestros días
|
|
difícilmente y sin previo aviso una masa geográfica se aparecerá ante nuestra
|
|
mirada expectante, y más si se cae en cuenta que esta aparición *ex nihilo*
|
|
no fue una llana masa inerte, sino llena de «vida».
|
|
|
|
La aparición de «nueva vida», más específicamente de «vida semejante», es lo
|
|
que empezó un proceso de asimilación que no fue políticamente neutro ni del
|
|
todo propio de cada uno de los individuos, americanos o españoles. ¿De qué
|
|
manera traer a sí algo tan desconocido pero al mismo tiempo tan similar? ¿Cómo,
|
|
pues, cada cultura iba a incorporar a su horizonte cultural una «nada» que casi
|
|
de la noche a la mañana se develó como un «ser como otro»? El «ensueño de la
|
|
imaginación», como gusta llamarle Romero de Solís, es el vínculo dentro de
|
|
esta crisis de identidad.
|
|
|
|
Cuando algo tan «irreal» cae sin previsión en el mero centro de la «realidad»
|
|
considerada consumada, es la ida a sus límites, el retrotraerse, lo que facilita
|
|
su digestión a prisa, con desvelo y a contrapelo. Los americanos no necesitaban
|
|
de los españoles para darle cumplimiento a su realidad: la idea de la espera
|
|
del regreso de Quetzalcóatl no era una opinión compartida. Ni los españoles
|
|
precisaban de América para terminar de pulir su realidad: querían nuevas rutas
|
|
de mercado, la Corona anhelaba la legitimación de su poder ante una Europa
|
|
perspicaz con sus acciones, pero dando su realidad ya como dada. Pero pese a
|
|
esta autosuficiencia, América se convirtió en el umbral que trajo a España a su
|
|
edad de oro, en sentido figurado y literal, y lo que convirtió a los españoles
|
|
en entes divinizados y a la vanguardia, y a los americanos en servidumbre
|
|
a desganas.
|
|
|
|
Este desenvolvimiento de los hechos no me parece que haya sido ingenuidad por
|
|
parte de los americanos o suerte de los españoles. En los límites de lo real
|
|
aconteció una incorporación que permitió un ver cara a cara el otro a partir
|
|
de la ficción y el mito. Para los españoles América fue la expresión concreta
|
|
de sus novelas caballerescas. Mientras que para los americanos fue la
|
|
condensación de mitos en ese modo tan suyo de presentarse: como realidad que
|
|
no termina de cuajar.
|
|
|
|
Un aspecto interesante es que la asimilación española no fue a través de la
|
|
incorporación de personas a su mundo, sino la anexión de tierras y riquezas.
|
|
En el universo discursivo de las novelas caballerescas de lo que se hablaba
|
|
era de doncellas, destrucción heróica de enemigos, fama, gloria y riquezas.
|
|
Nada distinto a los planes generales de Hernán Cortés, a su estricto
|
|
cuidado en conocer toda la geografía de Mesoamérica o en mandar a explorar por
|
|
la noticia de que en Colima, específicamente en Cihuatlán (ahora parte de
|
|
Jalisco) había un lugar con muchas perlas y mujeres hermosas, las Amazonas.
|
|
Tampoco nada opuesto a Nuño de Guzmán y la exterminación sin peso de conciencia
|
|
de los americanos: su lucha épica por moldear el occidente mesoamericano para
|
|
la Corona, el proyecto de «Nueva Galicia». Ni extraña el hecho que ante el
|
|
desobedimiento de sus huestes y el primer enfrentamiento con los nativos de
|
|
Colima, Hernán Cortés mandara a unos de sus generales de mayor confianza,
|
|
Gonzalo de Sandoval, a que inmediatamente fuese a «pacificar» estas tierras:
|
|
no solo era una desestabilización política por abrir nuevos frentes cuando la
|
|
victoria aún no estaba asegurada, también implicaba la lucha titánica que
|
|
merecía un «buen ejemplo» del triunfo de los caballeros de la Corona; es decir,
|
|
violencia al tope para exaltar al héroe a la par que demostraba su lealtad ante
|
|
sus señores (y la espera de una buena fama y encomiendas). Así también puede
|
|
entenderse al pobre Francisco Cortés y su anhelo por ir lo más lejos posible del
|
|
nuevo horizonte español, esa frontera donde la ficción aún podía fundirse con la
|
|
realidad; pese a su intento, olvidó que la puesta al límite implica una relación
|
|
de poder, la cual siempre sería opacada por su pariente más sobresaliente, el
|
|
mismo Hernán Cortés, hasta una muerte trágica: la aniquilación buscada por un
|
|
caballero sediento de fama.
|
|
|
|
La asimilación americana fue a través de cada uno de los españoles, porque de
|
|
Occidente lo único que sabían era lo que les contaban. Fue el contacto de
|
|
una cultura por medio de la piel, el hierro, la técnica, la mirada y esa palabra
|
|
difusa del caballero que engaña y que no ve del americano mas que un intermedio
|
|
entre él y las riquezas de América. Cuando de otra cultura solo se tiene al otro
|
|
para comprenderla, cualquier objeto, cualquier cháchara, cualquier conversación
|
|
es deseada para poder digerir esa realidad que se tienta desmoronada. Que se
|
|
vaya el oro, que se haga la fiesta, que los recursos se inviertan en cualquier
|
|
partícula de aquello que no nace en esta tierra: espejos y conversaciones:
|
|
sensación extraña que no termina de asentarse. En este límite la técnica
|
|
importante para la digestión, cuando Cortés mandaba a dar cañonazos, causaba
|
|
más pánico el estruendo y el hedor de la pólvora quemada que la capacidad
|
|
destructiva del cañón. El caballo no se veía como un instrumento militar al
|
|
modo en que los españoles lo daban por sentado, ni los bergantines como señales
|
|
de amenaza militar. Fue la envergadura, el ruidio, el olor y la textura tan
|
|
novedosos para los americanos, tan más radicalmente inédito como insólito fue
|
|
el panorama de estas tierras para los españoles. Esta manipulación de las
|
|
sensaciones por parte de seres tan semejantes a los americanos fue lo que en su
|
|
límite se captó como el deshilachamiento del mito en las hebras que componían
|
|
las venas de aquellos entes. No eran totalmente dioses, pocos así lo
|
|
creyeron, pero tampoco eran del todo hombres por esa técnica que no era parte
|
|
de su horizonte mundano. ¿Entonces? Asimilación con recelo hasta que con el
|
|
tiempo los mismos españoles evidenciaran su igualdad humana y el horroroso
|
|
caso de una técnica diseñada para dar muerte en lugar de cantos: armaduras,
|
|
caballos, espadas, lanzas, cañones, bergantines y retórica, todo perfilado
|
|
para manchar de sangre semejante porte.
|
|
|
|
Del espacio caballeresco y de la extravagante técnica del hombre se siguió la
|
|
nivelación del tono. Los españoles se dieron cuenta que las riquezas de América
|
|
no estaban en la espera de su cosecha, sino que implicaban el trabajo y la
|
|
planificación según el modo de obtención que su horizonte ya conocía, donde
|
|
la «ayuda» de los nativos era necesaria: no fue suerte, sino el trabajo
|
|
intelectual y físico lo que abrió la puerta de oro a España y la desgracia de
|
|
los americanos que fueron usados o exterminados. En la sed material de los
|
|
españoles y su extraña idea de la Trinidad (¿cómo los dioses habrían de *creer*
|
|
en otro Dios?), los americanos cayeron en cuenta de que los europeos no se
|
|
distanciaban mucho de ellos: no fue ingenuidad, sino un proceso de asimilación
|
|
desde la encarnación del mito a su desmitificación. Aconteció un fenómeno de
|
|
«humanización»: verse a sí mismo en el otro.
|
|
|
|
Un encuentro fundamental fue entre los viejos americanos y los monjes
|
|
franciscanos. El fenómeno de humanización solo duró días. Entre las
|
|
conversaciones se percibió un transfondo común completamente «humano» de
|
|
dudas y tentativas de respuesta respecto al significado, el sentido y la raíz
|
|
de cada una de estas realidades. Pero la distancia también fue garrafal. Los
|
|
españoles no lograban entender la importancia y el sentido que las celebraciones
|
|
tenían en Mesoamérica, incluida la práctica del sacrificio. A los americanos
|
|
les costaba abstraer la idea de un Dios que consistía de tres seres, siendo
|
|
uno de estos «alguien» que carecía de todo cuerpo, así como les pareció absurdo
|
|
la autoridad dada a una persona que decía que era suyo unas tierras que nunca
|
|
había trabajado ni por lo menos visto. De este breve «encuentro» aconteció
|
|
el «desencuentro»: la cruz o la guerra, que pudo haber sido la retirada a sus
|
|
respectivas realidades o el sacrificio del otro.
|
|
|
|
En no «encontrarse» fue la imposibilidad de percibir en el otro un
|
|
humano-humano; es decir, un hombre como en cada mundo se conocía como tal:
|
|
era de bárbaros el sacrificio, era de locos o borrachos el creer en semejante
|
|
divinidad o en un tlatoani que se arropaba todo el mundo para sí. El proceso
|
|
de diferenciación por parte de los españoles fue desde un sentido
|
|
ético-religioso, donde todos los americanos eran humanos, pero portadores del
|
|
pecado original, por lo que era preciso el tutelaje por acuerdo mutuo, cuyo
|
|
principal guía fue Bartolomé de las Casas. O la distinción fue de un modo
|
|
naturalista: los indios carecían de razón natural, por lo que se justificaba la
|
|
guerra en caso de no querer aceptar la cruz, por ellos y por su porvenir,
|
|
siendo Juan Ginés de Sepúlveda su mayor punto de relieve. De la Junta de
|
|
Valladolid se desprendió la justificación necesaria para lo que ya se estaba
|
|
llevando a cabo en América.
|
|
|
|
El proceso de diferenciación entre los americanos fue desconfianza ante la
|
|
palabra de los españoles, la rabia por haber dado abrigo al enemigo y el
|
|
insomnio por haber traicionado los fundamentos de su mundo. Los conquistadores
|
|
poco a poco mutaron en una plaga enviada por los dioses a modo de castigo,
|
|
ningún ritual o sacrificio podría salvar al mundo en deterioro. Y cuando el
|
|
centro de la realidad se fragmenta en mil pedazos o esta se vuelve
|
|
pesada, lo más anhelado es su aniquilación decisiva y la reserva de una
|
|
migaja a modo de refugio. Quienes ostentaban el poder no les quedó sino tratar
|
|
de enmendar sus abusos en poco tiempo y tan despojados de orgullo que causó
|
|
sospecha en lugar de persuación. A esos americanos, a los autodenominados
|
|
aztecas, la lucha y la muerte digna fueron sus opciones. Pobre Moctezuma,
|
|
la vergüenza de Mesoamérica, y Cuauhtémoc, ese trágico *élen vital* que anunció
|
|
por lo alto la retirada de una era. Los bárbaros del norte se fueron con el sol
|
|
al morir la tarde, danza afligida con Huitzilopochtli y su universo de valores
|
|
guerreros. Entre los dominados por ese «imperio», los españoles se percibieron
|
|
como un mal menor, o al menos como esa maldad necesaria para salvaguardar lo
|
|
poco que quedaba. Las alianzas o las treguas fue lo más viable cuando en el
|
|
mundo se estaba siempre a la sombra de una voluntad más fuerte y violenta como
|
|
fue esa tribú chichimeca que fundó Tenochtitlan.
|
|
|
|
Diferenciación en sentido ético-religioso o naturalista, o como ocaso digno
|
|
o nuevo sometimiento, por desgracia no fue suficiente para el proceso de
|
|
aculturación de dos mundos. En esta tierra y con ese contraste de posturas
|
|
solo un mundo era posible: la confrontación ocurrió. Noches tristes, quema
|
|
de pueblos, suicidios colectivos y traiciones es como se traduce la parte más
|
|
obvia de este proceso de aculturación. Henán Cortés en la huida por la pérdida
|
|
de control ocasionada por sus huestes; una revancha que marcó el hito para
|
|
demostrar que Tenochtitlan no era invensible; la «pacificación» del Pánuco, de
|
|
Colima o de Motines como «buen ejemplo» de la capacidad bélica española para
|
|
quienes negaran la cruz; los amotinamientos americanos que en varias ocasiones
|
|
estuvieron cerca de crear un punto de referencia sobre la debilidad de los
|
|
españoles; unos americanos que prefirieron matarse, asesinar a sus hijos y
|
|
apuñalarse el vientre para que ni ellos ni su estirpe fueran reducidos a
|
|
animales de carga que comían restos de maíz, como lo describió Lebrón de
|
|
Quiñones; un Tzintzuntzan que de manera tan hábil pudo mantener una relativa paz
|
|
con Cristóbal de Olid, uno de los generales de Cortés, pero cuya tregua fue tan
|
|
frágil como liviana se mostró la palabra de Nuño de Guzmán que quemó al «rey» y
|
|
al «reino» de los purépechas.
|
|
|
|
No fue la conquista de América, porque esta no existía en ninguna de estas
|
|
realidades: fue el ocaso de un horizonte y el encogimiento de su mundo.
|
|
|
|
Si bien este relato es más una trama construida que la sucesión precisa de
|
|
hechos históricos, lo que quiero poner de relieve es que la comprensión del
|
|
«decubrimiento», «invención», «encuentro», «desencuentro» y «choque» de América
|
|
es tanto un conjunto de hechos como su reconstrucción para tener un conocimiento
|
|
general de este momento específico de nuestra historia. Esta reestructuración
|
|
tan nuestra se comprende aquí a través de estas nociones: 1) el
|
|
desconocimiento y los procesos de 2) asimilación limítrofe, de 3) humanización,
|
|
de 4) diferenciación y, por último, de 5) confrontación. Es un factor
|
|
fenoménico descrito desde una perspectiva general. Pero quizá también sea
|
|
aplicable, con sus respectivas modifiacciones, para la comprensión
|
|
de otro fenómeno…
|
|
|
|
## El reino, el muro, la selva y todavía más allá
|
|
|
|
La narración anterior tiene tal deuda con otras personas que acepto no haber
|
|
podido visibilizarlos a todos, lo único que puedo mencionar es que «nada» de
|
|
eso es «mío», así como el resguardo digital de la bibliografía empleada
|
|
durante una investigación, como fue mi caso con la fundación de Colima, es
|
|
importante para evitar esta pérdida. Pero bueno, ¿en qué estábamos? Ah, sí,
|
|
¿qué tiene que ver una interpretación sobre ese facinante fenómeno que
|
|
ocurrió a los extremos del océano Pacífico durante el siglo XVI con la IA?
|
|
|
|
Los pormenores sobre el problema de una doble fundación de la Villa de Colima
|
|
con el tiempo formaron un montículo de barro que ha sido base del modelo,
|
|
aún fresco, de cinco nociones guías para la comprensión de un conjunto de
|
|
hechos históricos. Hablaré sobre ello como alteración de su forma para su uso
|
|
en el problema en torno a si la IA puede pensar.
|
|
|
|
Que los españoles a partir de las quimeras de su mundo o que lo americanos
|
|
desde el carácter mítico del suyo hayan comenzado la asimilación de
|
|
horizontes, implica una metáfora espacial entre lo lejano y lo cercano.
|
|
Si el límite es el lugar donde yace la ficción o el mito —aquello «irreal»,
|
|
«amorfo», «ambiguo», «no convincente», «poco consistente» y «quebradizo»—, en
|
|
la medida que nos vamos acercando la tierra empieza a tener un poco más de
|
|
sentido, comienza a ser más significativa para nuestra vida porque en ella
|
|
apreciamos los recuerdos de lo que hemos sido, se asoma ese suspiro de ya estar
|
|
cerca de nuestro hogar y nace ese deseo de al fin desnudarnos y poder
|
|
descansar en esa *propiedad* donde nos sentimos seguros.
|
|
|
|
Lo cercano es lo mío, es lo nuestro, es ese espacio de dominio por el que
|
|
día con día legitimamos su existencia como pertenencia nuestra con diversos
|
|
quehaceres. La legitimización no es por vía jurídica o mediante el poder del
|
|
Estado: el derecho y cualquier forma de estructura política crece sobre ese
|
|
lugar común de convivencia. Lo que le da fundamento es el cuidado para que esta
|
|
tierra —que no es inerte, sino viva: mundo— no desfallezca, su uso por ser base
|
|
de nuestras actividades diarias hasta la muerte y su transformación para
|
|
convertirla en un hogar, en el café y el pan después de la tormenta. Su peso es
|
|
dado por nuestro trabajo, pero no solo ese trabajo-trabajo que implica el uso
|
|
de la mano, el sudor hasta el óbito o la pérdida de lo que de antaño
|
|
considerábamos nuestro pero que fue sacrificado para no perder el dominio.
|
|
Trabajo también es ese esfuerzo de tratar de ver —entre los supuestos y los
|
|
prejuicios de quienes nos heredaron el reino— su fondo, ¿cómo construir si
|
|
desconocemos los cimientos, si no tenemos planos de esta cosa tan compleja que
|
|
se nos fue dada y la cual llamamos mundo?
|
|
|
|
El «reino» porque eso que consideramos tan nuestro, tan propio, no es
|
|
políticamente neutro. Es más, en la mayoría de los casos tampoco es justo. Uno
|
|
imagina que el hogar es un espacio de tranquilidad y de comunión pero por lo
|
|
general eso no es mas que un deseo. Antes de llegar a casa los músculos
|
|
comienzan a relajarse; sin embargo, ya desde el umbral de la puerta empezamos
|
|
a escuchar el ruido, a oler el estercolero, a sentir el lodo que mancha
|
|
aquello a lo que hemos dedicado nuestro tiempo. La limpieza pasa de algo
|
|
lejano que hacían nuestros padres —más bien nuestras madres— a ser un rito.
|
|
De un de repente entre la barrida o la trapeada caemos en cuenta que ya somos
|
|
adultos: nadie está para limpiar nuestra mierda, pocos toleran ya nuestro
|
|
desorden.
|
|
|
|
¿Qué hacemos pues ahí, si no es tan placentero? ¿Acaso es miedo de huir o
|
|
resignación porque lo peor es nada? No: es lo que somos. Somos espacio y
|
|
somos tiempo, pero no en esa abstracción que es el espacio cartesiano o el
|
|
tiempo como veinticuatro horas al día durante trecientos sesenta días al año
|
|
—esa libertad de ir a donde sea y ese ir solo hacia una muerte en lugar de un
|
|
mejor destino—. El espacio es ese reino que todo el tiempo limpiamos,
|
|
¿cómo alejarse cuando nuestro ser no solo brota, sino que se funde entre
|
|
cara vericueto de esa arquitectura?
|
|
|
|
Durante un tiempo pensamos que dicho «reino» era un proyecto que se nos dio
|
|
sin preguntarnos si queríamos continuarlo, un esbozo al que nos correspondía
|
|
darle un rumbo o quemarlo, un bosquejo donde solo uno, con la llave maestra
|
|
de lo auténtico, tenía el poder de decidir si se cumplía o pasaba a ser abyecto.
|
|
Pero nos equivocamos, el reino es la mancha de sangre que por más que
|
|
intentamos quitarla ya se quedó y ahora es evidencia de lo que somos. No es
|
|
externo ni una prolongación de mí, tampoco son mis actos, sino una estructura
|
|
fundada por lo que hemos sido y por lo que queremos ser. El reino es el
|
|
epicentro del ser, ese modo que somos y que damos por sentado y no dudamos,
|
|
que nos hace confesar que pese al disgusto y el asco provocado, lo que más nos
|
|
frustra es ser tiempo dedicado a un espacio en común cuya complexión nos impide
|
|
ser los únicos hacedores de nuestro destino. Más que «falta de tiempo» para
|
|
cumplir con lo asignado, es un quehacer sin estar al tanto de que a esas
|
|
pequeñas cosas a las que les dedicamos tiempo —aunque no lo queramos y pese a
|
|
que las llevemos a cabo por responsabilidad o para no fallarnos— terminan por
|
|
ser parte de nosotros: cumplen su ciclo al determinarnos en lo más profundo,
|
|
al marcar la pauta de lo que ahora somos.
|
|
|
|
El reino no solo carece de paz por el enorme peso de ser a cada instante, la
|
|
hostilidad también viene porque solo en el sometimiento se encuentra la
|
|
estabilidad buscada. Podemos negarnos ser y recluirnos o ser llevados hasta la
|
|
nada. No todas las posibilidades del ser son edificantes, tal como su epicentro
|
|
espera. Paso a paso se puede ir o se nos arroja a los márgenes del reino para
|
|
*ser nada*. Es decir, ser momento, desaparición o muerte, y ser olvido,
|
|
recuerdo o espectro para quienes nos ven alejarnos. Ese espacio donde el ser
|
|
pasa a ser efímero es la nada: lo que yace inmediatamente afuera del reino,
|
|
esos campos donde se cultivan los frutos que ha de comer el reino, eso tan
|
|
menospreciado pero al mismo tiempo tan necesario para que el ser sea mármol
|
|
que no sucumbe a nada.
|
|
|
|
¿Cómo puede el reino edificarse si no busca más allá de sí lo que puede tomar
|
|
con la mano? ¿Qué no es acaso por la nada —ese ser paupérrimo— que el ser se
|
|
funda como ser «real», «con forma», «convincente», «consistente» y «sólido»?
|
|
La nada, más que una oposición al ser, es el ser degradado desde la mirada del
|
|
ser edificado. Como la nada también es, es esa tierra erosionada que a cada
|
|
instante avanza, es arena que se mete entre los dedos de los pies y de ahí
|
|
a nuestra casa: es parte de esa suciedad que a cada instante nos demuestra
|
|
que el mundo como un espacio «limpio» es la necedad de ser fundado.
|
|
|
|
¿Qué hacer cuando la nada también avanza y esto se percibe como amenaza? No
|
|
hay mejor defensa que un muro. El reino hace un último esfuerzo de demostrar
|
|
su poder fundante al construir, alrededor de lo que considera su espacio vital,
|
|
una pared cuyo acceso es controlado. La división entre el ser efímero y el
|
|
ser edificado es una decisión política que afecta la arquitectura del espacio
|
|
de convicencia. Es una resolución que no necesita consentimiento porque es el
|
|
epicentro quien la implementa por la fuerza. Y eso nuevo que constriñe al reino
|
|
y que en un primer momento es molesto y despreciable, poco a poco pasa a ser
|
|
aceptado y alabado. La política autoritaria poco importa cuando el tiempo
|
|
borra su violencia y legitima la nueva configuración que ha creado. El muro
|
|
impide un mayor crecimiento del reino, por lo que su ser se derrama a sus
|
|
afueras: entre más bárbaros, más civilizado es el reino. Y entre quienes de
|
|
manera arbitraria les tocó quedarse encerrado entre los muros, desde sus puertas
|
|
o por lo alto de las paredes contemplan un panorama desolador que solo el muro
|
|
evita su choque con el reino. La nada de ser efímera pasa a ser eso otro
|
|
radicalmente distinto del ser entre muros, de lo que desde adentro se dice que
|
|
es el ser, sin coletilla, porque no hay más ser allá de ese muro.
|
|
|
|
¿Qué tal si el reino no tuviera muros? ¿Que pasaría si el dominio no estuviese
|
|
limitado por la nada? ¿Cómo sería si la nada no existiera? El reino que nos
|
|
fue entregado ya tenía incluido un muro. Pero el ser y la nada es política
|
|
ontológica de este mundo. Ente porque nos hace ser lo que somos en un *polis*
|
|
que define el modo de desenvolvimiento tanto dentro como afuera del muro.
|
|
Esto significa que en otro mundo esto no fue necesariamente así: en otro
|
|
horizonte ni la nada ni el ser eran; es decir, el reino no fue sinónimo de
|
|
ser fundado.
|
|
|
|
Lo que se considera «verdadero» en este reino fue la vara de medida por la
|
|
cual «*nelli*» fue traducida del náhuatl como «verdad». Pensar que *nelli*
|
|
es una particula que quiere decir la «verdad» es intentar imponer las reglas
|
|
de este reino sobre otro mundo cuyo orden no se regía por el ser ni por la nada.
|
|
El mundo era, pero no tenía ni necesitaba de ser. *Lo que es* en ese mundo
|
|
su epicentro era una base más fugaz: era raíz. El mármol yace *sobre* la tierra
|
|
y se queda ahí erosionándose por milenios o hasta que alguien más viene y lo
|
|
destruye. Mientras tanto, de las semillas brotan las plantas *desde* la tierra
|
|
cuyas raíces se dispersan por el suelo, luego maduran y después mueren para
|
|
ser abono y comenzar de nuevo con el ciclo. Todo esto pasa mientras el mármol
|
|
sigue ahí, a la expectativa de ser material fundante. En un mundo donde no hay
|
|
ser ni nada, no hay muro que separe al reino de sus márgenes inmediatos: lo
|
|
que es enraizado convive con lo que no tiene raíz, juntos permanecen en ese
|
|
espacio en común, que sin ser del todo pacífico, no hay autoridad que marque
|
|
una pauta porque ni siquiera existe un marco de referencia donde estos
|
|
elementos estén en dicotomía, sino que más bien los dos extremos que al
|
|
fundirse crean un mundo. Así que el muro, más que dado, fue constituido y ha
|
|
sido mantenido por quienes estuvieron aquí antes que nosotros.
|
|
|
|
Más allá del espacio común de convivencia —ahora diferenciado
|
|
por un muro entre el reino: el ser edificado, y la nada: el ser efímero— está
|
|
la selva: aquello que es pero sin que el reino pueda instaurarlo como ser o
|
|
como nada.
|
|
|
|
## El motín por la inteligencia artificial
|
|
|
|
---
|
|
|
|
Desconocimiento
|
|
Asimilación a través del límite de lo real (mito y ficción)
|
|
Humanización
|
|
Diferenciación
|
|
Confrontación
|
|
|
|
=> Aculturación
|
|
|
|
**Poner guiones: —**
|
|
|
|
Más que el europeo haya dotado de «ser» a América, le
|
|
**implantó un orden de las cosas** en torno a algo tan desconocido y euroasiático
|
|
como lo es el concepto de «ser».
|
|
|
|
un conjunto de hechos como **su reconstrucción** para tener un conocimiento
|
|
general de este momento específico de nuestra historia
|
|
|
|
La puesta al límite tiene una **relación de poder**.
|
|
|
|
Pero prefiero otra división cuando se trata del problema sobre si la IA
|
|
«piensa», que a lo largo de este texto intentaré indicar su pertinencia:
|
|
**EMULACIÓN o EXPLORACIÓN**.
|