Continúa redacción de 16

This commit is contained in:
Nika Zhenya 2019-10-22 16:34:28 -05:00
parent 3bacbb2b7a
commit d84a260968
1 changed files with 127 additions and 3 deletions

View File

@ -2847,7 +2847,7 @@ equívoco de reducir al autor a un sujeto que mediante una actividad
creativa da luz a una obra o invención. La figura autoral «moderna»
o «contemporánea» se basa en la consitución de un sujeto creador
e individual, en un objeto creado e instituido como propiedad
y en un nexo entre uno y el otro a partir de un proceso de creación
y en una relación entre ambos a partir de un proceso de creación
intrínseca al sujeto ---una intimidad perpectible en las imágenes
ilustradas o románticas que muestran al autor y al inventor como
una persona que crea en la reclusión posible por la propiedad
@ -2866,12 +2866,134 @@ en las obras escritas por escritores fantasma o en producciones
culturales donde la autoría es atribuída al director o al productor
---que en varias ocasiones no se trata de un individuo---. Este
tipo de autor otorga cierto grado de complejidad. Por un lado,
denota que la producción cultural no es reducible a una persona
o a un conjunto de individuos. Por el otro, se abre la posibilidad
denota que la producción cultural no es reducible a una actividad
en específico, como la escritura. Por el otro, abre la posibilidad
a indagar sobre otras características de la «función-autor»,
carencia ya señalada por @textcite[foucault1999a], cuya tarea
continúa pendiente.
La «premodernidad» del autor benefactor hace referencia a sus orígenes:
los modos de organización y de atribución de un discurso antes del advenimiento
de las legislaciones estatales en torno a la industria y el comercio
de los libros. En la actualidad este tipo de atribución suena disonante
y una mera formalidad. Sin embargo, textcite[lafaye2002a] resalta dos
particularidades sobre este acto. La asignación de la autoría al benefactor
como concesión del escritor era una práctica habitual en la industria del
libro cuando este era controlado por alguna entidad real. Sin embargo,
una vez que las formas jurídicas reales empezaron a debilitarse, así como
los ideales de la modernidad comenzaron a fortalecerse, esta práctica
empiezó a ser más un ejercicio satírico del escritor y del impresor en el
que se hacia burla de estos procedimientos para la publicación de libros.
Por este motivo al principio de esta sección se indicó que el autor
benefactor se da a partir de un realizativo. textcite[austin1955a] estipula
seis condiciones por las cuales este tiene efecto:
1. La existencia de un procedimiento _convencional_ aceptado.
2. La existencia de las personas y de las circunstancias _apropiadas_.
3. La ejecución _correcta_ del procedimiento.
4. La ejecución _completa_ del procedimiento.
5. El comportamiento _comprometido_ de los participantes.
6. El comportamiento _efectivo_ de los participantes.
El autor benefactor no se constituye sin la cesión _convencional_ de las
personas _apropiadas_ para realizar el acto ---el escritor, el impresor y
el benefactor---. Además, la circunstancia en donde se da este acto es a
través del ejercicio _correcto_ y _completo_ de plasmar al inicio de la obra
esta cesión de la atribución. Durante este acto, los actores se _comprometen_
para su realización _efectiva_; el escritor asume la responsabilidad de producir
la obra, el impresor se responsabiliza de que la obra cumpla con todas las
formalidades establecidas, mientras que el benefactor se compromete a financiar
el proyecto hasta la publicación de la obra. La violación de alguna de estas
condiciones tiene el efecto de no realizar el acto @parencite[austin1955a].
Es decir, la constitución del sujeto «autor benefactor» depende de una
ejecución efectiva del acto del habla que implicaba plasmar al inicio de la
obra la cesión de la autoría.
El carácter satírico con el que tiempo después se asumió este procedimiento
no solo demuestra la ridiculez contemporánea con la que se percibe este acto,
sino que también evidencia el momento en el que el autor benefactor dejó de
ser la figura autoral por excelencia. El discurso transgresivo que representa
la sátira hacia este procedimiento implica un cambio de valoración del escritor
en torno a su trabajo. Esta clase de discurso dio cabida al autor hereje,
como ya señalaba @textcite[foucault1999a], pero a través de este ejercicio
también se comenzó la revaloración de la posición del escritor sobre la obra.
En este sentido, el Estatuto no fue la condición necesaria para constituir al
escritor como autor de manera positiva. Sin embargo, este Estatuto dio legalidad
al reclamo de diversos escritores. La transgresión a través de la sátira de los
procedimientos formales para la publicación migró a la legalidad de los
derechos del autor sobre su obra. Las legislaciones en torno a la industria
y el comercio del libro arrancó la pauta para pasar de la herejía a la
positividad del acto de escritura como voz y propiedad de quien lo lleva a
cabo.
Estas particularidades permiten visibilizar una clase de revisionismo
histórico al que se ha sujeto la atribución autoral. Autores como
Galileo o como Shakespeare no se consideraban como tales parencite[lafaye2002a].
La autoría viene a partir de su acepción «moderna» y de la mano de historiadores
e investigadores _contemporáneos_. En su tiempo Galileo o Shakespeare
no eran considerados autores, aunque sí eran conocidos por las actividades
que realizaban: hacer ciencia o literatura. El paradigma «moderno»
del autor permite concebirlo como un sujeto individualizado que ejerce
una actividad creativa. De esta manera es como las obras se revaloran para
constituir a Galileo o a Shakespeare como autores.
EJEMPLOS DE SHAKESPEARE EN LAFAYE.
Es decir, en un sentido histórico la noción de Galileo o de Shakespeare o
de cualquier otro escritor como autor antes de las legislaciones estatales
en torno a la industria del libro es una anacronía. Además de los peligros
historiográficos al respecto, este anacronismo ha ejercido una función
discursiva de ver autores _en sentido positivo_ ---no como herejes---
en literatos, poetas, artistas, filósofos y científicos de cualquier época
_y lugar_. En un primer momento esto obvia que la génesis del autor productor
---el literato, artista o científico que hace la obra--- se da de manera muy
estrecha al advenimiento de la época moderna en Europa y el surgimiento de
las economías capitalistas. En un segundo momento invisibiliza que la
categoría «autor productor» no ha permanecido estática, profesiones se han
incluido ---como la del pintor--- y otras se han excluido ---como las del
intérprete---. Además, como consecuencia se tiene la perpetuación
de la idea de que el productor es un creador, su producción es una creación
y la relación entre ambos es a través de un ejercicio creativo por el cual
se genera un nexo _intrínseco_ entre el autor y su obra o el inventor y su
inveción.
La reproducción anacrónica de esta noción autoral elude la posición
del autor dentro de la industria y el comercio de la producción cultural.
El autor forma parte del proceso cuyo control está bajo el control de la
esfera del distribuidor. Sin importar qué tan independiente o que tan
privada sea su actividad productiva, la divulgación pública de la obra
ha sido posible de la mano de distribuidores. La relación y el reparto
del poder dentro de estos procesos ha variado con el tiempo. Sin embargo,
la esfera del autor ha dependido de la esfera del distribuidor. En este sentido
es posible interpretar las nuevas posibilidades técnicas de autopublicación
como un ejercicio independentista de la mano de autores productores. Pero
mientras que la «industria cultural» continúe controlada por la esfera de los
reproductores, cualquier intento de dar más poder al autor se traducirá
en la concesión de un mayor control a una parte del proceso de producción
cultural cuya infraestructura está bajo el dominio de los reproductores.
Es decir, una lucha contra la precaridad económica de los autores productores
que ignora su dependencia técnica y tecnológica hacia los reproductores
corre el peligro de convertirse en una lucha a favor de los intereses de la
esfera de los distribuidores.
Un ejemplo en como se da esta transmutación de intereses lo tenemos en
las «economías del regalo» que se da en el desarrollo de _software_ libre
o de código abierto, así como en el movimiento de la cultura libre o
de la iniciativa del acceso abierto. Pese a la insistencia de
textcite[stallman2004b] de que el movimiento del _software_ libre apuesta
por el programador y el usuario final ---el creador y el «público»---,
las cuatro libertades establecidas para ello ---vistas en la sección 8---
suponen un salto cualitativo entre las libertades del uso de un programa y
la libertad de quien lo desarrolla o de quien lo consume. El discurso de
textcite[stallman2004b] y de la +++FSF+++ se enfoca en que el _uso_ libre
del _software_ para así fomentar una sociedad «libre» y democrática. Los
esfuerzos en la promoción para el uso y el desarrollo de _software_ libre
El monopolio _artificial_ instaurado por la _pequeña_ modificación
de la Cámara de los Comunes bifurcó la actividad del escritor
del resto de los colaboradores para la producción de una obra,
@ -2899,3 +3021,5 @@ cultural como producción y no como creador.
La esfera del Estado, a través del ejercicio legislativo, limitó
la esfera de los distribuidores, dio forma jurídica a la esfera
del público y permitió la independencia de la esfera del creador.
El surgimiento, la reducción y la revaloración de la esfera del creador